La bibliografía es una de las preguntas estrella que me soléis hacer. ¿Qué libro me puedo leer si quiero empezar a aprender sobre los vikingos y las vikingas? ¿Qué libro me recomiendas para leer sobre incursiones? ¿Y sobre mitología?
Pues bueno, ha llegado el momento de (aprovechando mi biblioteca) traeros y enseñaros varias selecciones de libros que voy a dividir por temáticas más o menos afines. Además, podéis pinchar aquí para echarle un ojo a los que ya hay en el blog.
Y comenzamos, cómo no, por el principio: libros generales. Porque considero que aunque lo que os interese particularmente sea la guerra, o la vida cotidiana, o la literatura, o la religión (nos pasa a todos, es normal), lo mejor siempre es comenzar por lo más general para ir acercándonos a la particularidad. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que los conocimientos generales y básicos son necesarios y son lo primero que debemos adquirir aunque luego queramos centrar nuestro interés en cosas más concretas.
De modo que en estos libros vais a encontrar un poco de todo: vida cotidiana, lengua y literatura, creencias, viajes, expediciones, a vida en la granja, etc.
NOTA: hay más libros, seguro que muchos y muchas conocéis más u os gustan más otros, pero en aras de no hacer cada entrada eterna (ya tendremos tiempo de hablar de muchos libros) voy a limitarlo a unos 5 por entrada. No obstante, me podéis dejar vuestras sugerencias o recomendaciones en los comentarios para que los veamos todos y todas.
NOTA DOS: aunque voy a intentar traeros todo el material en español posible, ya os habréis dado cuenta que para leer sobre vikingos hay que leer sí o sí en inglés.
Dicho lo cual, al lío.
5 libros generales para iniciarte en el mundo de los vikingos
La vida cotidiana de los vikingos (800-1050), de Régis Boyer. (Ed. José J. De Olañeta, Palma de Mallorca, 2000).
El libro original es de 1992, con solera. No obstante para
mí es un clásico entre los clásicos y un básico entre los básicos y su autor,
profesor de la Universidad de la Sorbona, una eminencia en el tema. Os lo pongo
el primero por dos razones; la primera, porque es el primer libro sobre
historia de los vikingos que me leí hace ya un buen puñado de años y, la
segunda, porque está en castellano y es relativamente fácil de conseguir.
Puede que no sea el libro más nuevo, pero ya sabéis el dicho: old but gold.
Viking Age. Everyday life in the extraordinary era of the norsemen. Krinsten Wolf (Sterling, Nueva York, 2013)
Digamos que este es la versión moderna y actualizada del libro de Régis Boyer. Desde que lo compré en mi primer viaje a Escandinavia se ha convertido en un libro de cabecera que recomiendo muchísimo. Es un libro súper completo en el que vais a poder leer breve pero conciso sobre economía, vida doméstica, vida intelectual, política o religión. Y además la edición está muy cuidada (ilustraciones, dibujos…).
El mundo de los vikingos, de Richard Hall (Akal, 2008)
Puede que no sea el más nuevo tampoco pero, como sucede con
el de Régis Boyer, es un libro muy bueno y está en castellano. Lo recomiendo mucho porque es un libro mucho
más visual: centrado también en generalidades (aunque algo más en los viajes ya
asentamientos nórdicos) es una obra que se apoya en la arqueología. Todo lo que
vais a leer en este libro viene acompañado de sus imágenes de piezas
arqueológicas, excavaciones y demás.
The Viking Wolrd, de Stefan Brink y Neil Price como editores. (Routledge, Nueva York, 2012)
Con su reedición de 2016 es, sin duda, uno de los libros
generales más completos que hay ahora mismo y uno de mis preferidos. Es una
obra enorme: más de 700 páginas. Y tiene algo que a mí me gusta mucho, que es
colaborativa; es decir, cada capítulo lo escribe un especialista en la materia.
¿Qué se puede leer en este libro? Literalmente de todo: sobre la Escandinavia
antes de los vikingos, sobre ley y sociedad, sobre mujeres y sexualidad, sobre
hábitat y vivienda, sobre expediciones, sobre literatura nórdica medieval,
sobre creencias precristianas, sobre cristianización, sobre economía… Es una
obra maestra.
The Vikings and their origins, de David M. Wilson (Thames & Hudson, Londres, 2010)
Este libro lo pongo como una especie de bonus track porque creo que muchas veces empezamos a hablar de vikingos demasiado abruptamente. Como si hubiesen aparecido un día en Escandinavia como una seta. Y eso, ya sabéis, no es así. Para comprender a los vikingos y a las vikingas es necesario comprender lo que había y pasaba antes tanto en la propia Escandinavia como en sus contactos con otras sociedades. Por ejemplo, para comprender a los nórdicos del siglo IX o X es necesario que sepamos qué pasaba con ellos durante el periodo del Imperio Romano.
En este libro podéis leer sobre las fuentes clásicas, sobre
la Edad del Hierro Romana, sobre la Era de las Grandes Migraciones y sobre las
expansiones vikingas.
Estas son mis recomendaciones, ¿queréis dejarme las vuestras? Podéis hacerlo en los comentarios.
Saqueadores. Comerciantes. Granjeros. Aventureros. Forajidos. Legisladores. Los vikingos (y las vikingas), se miren por dónde se miren, siguen siendo un tema que despierta interminable fascinación.
Arqueología: una nueva forma de ver a los vikingos
Hasta hace relativamente poco sabíamos de ellos mayormente a través de los textos literarios; hoy en día, afortunadamente, podemos estudiarlos a través de la arqueología.
Esta ciencia nos permite
la oportunidad de escribir una Historia diferente sobre ellos; historias que
emergen directamente de objetos pequeños y anodinos. Y es que muchos de los
objetos hallados son grandes obras de arte, pero otros muchos no. Algunos,
incluso, ni siquiera los hicieron los Vikingos, sino que vinieron con ellos de
otros lugares, pero todos juntos estos objetos son los que conformaron el mundo
vikingo.
Los utensilios hallados
raramente nos informan de acciones individuales de personajes poderosos o de
los cambios políticos (aunque pueden ayudarnos a comprender cómo las personas,
la sociedad, afrontó el cambio). En cambio, lo que nos cuentan son los ritmos
de la vida cotidiana, rituales y mundanos, y cómo la gente –de estratos
sociales y económicos variados– estructuraba sus vidas. Los objetos
arqueológicos van más allá de ponernos simplemente en contacto con las personas
del pasado de forma intangible o etérea, sino que nos instan a hacernos
preguntas que, de otro modo, no hubiesen surgido.
Los límites de la Era Vikinga
En muchos sentidos, la Era Vikinga es un artificio o una invención. Entendida como la forma de cubrir un periodo que va desde finales del siglo VIII hasta mediados del siglo XI, ninguna fecha de comienzo o final tiene realmente sentido en el mundo nórdico/vikingo. En algunos momentos ese mundo se limitó solo a Escandinavia y gran parte del Norte de Europa, en otros se extendió hacia el oeste por las Islas del Atlántico Norte y algunas partes de América del Norte y, hacia el oeste, hasta los límites de Rusia. Algunos de los viajes de muchos escandinavos aún llegaron más allá.
Una socidedad cambiante
Así que, como es imposible trazar límites cronológicos o geográficos en el mundo vikingo con precisión quirúrjica, es necesario realizar un enfoque más pragmático. A lo largo de varios siglos de actividad militar, diáspora, comercio y comunicación, ¿qué es lo que mantuvo unido este mundo? La respuesta es el cambio. Las interacciones de la sociedad escandinava con otras sociedades y personas dieron lugar a la transformación política, económica, social y hasta religiosa allí donde fueron, y la arqueología nos anima a utilizar los objetos hallados para rastrear y comprender estos cambios.
Para poder hacerlo, pues,
podemos observar cómo la cultura material en sí misma varía con el paso del
tiempo a través de la Era Vikinga, comenzando con objetos que pertenecen
íntegramente a la Edad del Hierro Escandinava (el mundo del que emergen los
vikingos) y que van adentrándose en la Edad Media (el mundo que los vikingos
ayudaron a construir).
De este modo podemos
trazar una trayectoria cronológica general, no obstante, debemos dejar claro
que la datación de muchos objetos no siempre es cien por cien precisa o
apropiada. ¿Por qué? Porque hablamos de un periodo histórico de tiempo muy
corto, unos pocos cientos de años, y muchos de los objetos estuvieron en unos
durante ese periodo de tiempo con cambios mínimos. Los objetos metalúrgicos que
cuentan con elaborada ornamentación pueden datarse, por ejemplo, comparando
estilos artísticos, pro esto es más un arte que una ciencia exacta (dataciones
relativas versus dataciones absolutas, ya sabéis). En consecuencia, las
próximas entradas las dividiré de forma genérica en Era Vikinga temprana, media
y tardía, pero estos periodos (y sus objetos) no siempre son fáciles de
identificar.
Objetos que fueron muy populares en el siglo IX no se abandonaron o cambiaron completamente al entrar en el siglo X. Tampoco con ello se pretende crear una visión política, económica o social general de estos siglos, porque no es posible. La Era Vikinga, al contrario que por ejemplo la Antigua Grecia, Roma o Egipto, no se presta a ello. ¿Por qué? Pues porque el mundo vikingo, a pesar de ser enorme y estar vastamente relacionado, estaba políticamente muy fragmentado y era socialmente muy diverso. La historia del siglo X, por ejemplo, según dónde la queramos estudiar fue simultáneamente una historia de pesca y agricultura, de comercio y de exploración y de campañas militares y colonización. La arqueología nos presenta la diversidad y la complejidad del mundo vikingo. Es una historia más complicada, pero más interesante.
Es una historia que
incorpora no solo objetos fabricados o utilizados por los vikingos, sino objetos
que encontraron y se llevaron en sus viajes, dejando huella. Esto nos permite una visión única de los
mundo por los que se movieron los vikingos y de las gentes con las que se
mezclaron e interactuaron; un acercamiento que no es posible a través de
enfoques históricos más tradicionales.
Además, no solo es que
los objetos sean intrínsecamente bellos; es que cuentan historias igualmente
importantes: la joyería ricamente decorada nos revela mucho más que el gusto de
los vikingos por el arte refinado, en comparación con otros objetos nos cuenta
la historia de una sociedad desigual, de opresión y de brutalidad igual de
claro que nos lo narran las espadas o las hachas.
Los objetos no hablan, pero con ayuda de la creatividad y las técnicas científicas apropiadas a veces se pueden leer.
English version: Norse society through Archaeology
Raiders.
Traders. Farmers. Adventurers. Outcasts. Lawmakers. And so on. The Vikings,
however we frame, them remain a subject of endless fascination.
Archeology: a new way to know the Vikings
Until very recently, we knew about them mostly through documentary texts but today we can study the Vikings through archaeology. This science provides a rare opportunity to write a different History in many cases, stories directly from small things. Some of the artefacts found are great works of art; many are not. A few were not even made by Vikings, but together these are the objects that made the Viking world.
Artefacts rarely inform us about the actions of powerful individuals or the currents of political change (although they may aid our understanding of the ways in which people coped with such change). Instead, they tell us about the rhythms of everyday life both ritual and mundane, and about how people – of various social and economic standings – structured their lives. Artefacts do more than simply put us in touch with the people of the past in a vague intangible sense; they prompt us to ask questions that otherwise might not have arisen.
The boundaries of the Viking Age
In many ways the Viking Age is a convenient contrivance or artifice. Broadly understood to cover the period between the late 8th century and the middle of the 11th century, no single start or end date makes sense across the Viking world. At various points that world encompassed what is now Scandinavia and much of northern Europe, and also stretched westward to the islands of the North Atlantic (including parts of the east of North America) and eastward to the fringes of Russia. The travels of many Scandinavians went even beyond this sphere.
A changing society
As it is impossible to draw chronological or geographical boundaries with a firm hand, it is necessary to take a more pragmatic approach to defining the Viking world. Across several centuries of military activity, diaspora, trade and communication, what was it that bound this world together? The answer is change. The interactions of Scandinavians with diverse other peoples gave rise to political, social, economic and religious transformation wherever they went, and archaeology aims to use objects to track some of these transitions. In order to do so, we can look at how material culture itself changed across the Viking Age, beginning with objects that truly belong to Iron Age Scandinavia (the world from which the Vikings emerged) and journeying into the Middle Ages (the world that the Vikings helped to make).
Thereby, we
can trace a general chronological trajectory, but it should be made clear that
precise dating of many of the items found is neither possible nor appropriate.
We are talking about a period of only a few hundred years, and many object
types persisted in use with minimal change throughout this time. Highly
ornamented metalwork can be dated somewhat more securely using stylistic
comparison, but this is an art rather than a science (you know, relative dating
versus absolute dating). Consequently, although the next publications will be
divided broadly into the Early, Middle and Late Viking Ages, these periods (and
their artifacts) are not always easy to identify in the artefacts themselves.
Objects
popular in the late 9th century were not thrown away or recycled at
the dawn of the 10th. Similarly, these discussions are not intended
to provide a comprehensive political, social, or economic overview of the 9th
10th and 11th centuries. Such a narrative, while perhaps possible
for the worlds of ancient Greece, Rome or Egypt, does not lend itself to the
Viking Age. This is because the Viking world, despite being large and
networked, was more politically fragmented and socially diverse than those
earlier civilizations. There was no Viking Empire around which to frame a
narrative.
Moreover, the Viking Age was more than an age of Vikings. The story of the late 9th century, for example, was simultaneously one of fishing and farming, of trade and exploration, of campaigning and colonization. Instead, archaeology presents the diversity and complexity of the Viking world. It is a more difficult story, but also a more interesting one.
A story
that incorporates not only artefacts made by Scandinavians themselves, but also
some of the objects they encountered on their travels – in many cases leaving
behind a very visible mark. This allows a unique glimpse into the worlds in
which Vikings moved and the peoples with whom they engaged: something that is
not possible via a more traditional focus on the classic examples of
Scandinavian art.
Furthermore,
while many of the objects are inherently beautiful, their stories also shine
through: finely decorated jewellery does more than evidence a Viking love of
art, it speaks of social inequality, oppression and brutality every bit as
clearly as do the sword or axe.
Objects do
not speak, but with the aid of creativity and novel scientific techniques, they
can sometimes be read.
Me vais a permitir que los libros infantiles/juveniles sobre vikingos se cuelen en el calendario de publicaciones, pero dada la cuarentena que estamos viviendo y que muchos de los y la que me seguís tenéis churumbeles he pensado que igual esto os puede interesar para tener a los pequeños saqueadores entretenidos y, de paso, aprendiendo un poquito de historia.
Además, una cosa os voy a decir, puede
que hayan sido pensados como libros para los y las más pequeñas de la casa o
para adolescentes, pero qué queréis que os diga, a mí me parecen preciosos y
los he disfrutado muchísimo con sus historias divertidas, con sus ilustraciones
cuidadísimas… Vamos, resumiendo, que da igual si tienes 25 o 50, que
probablemente alguno te va a gustar o vasa pasártelo bien leyéndoselo a tus hijos e
hijas.
De modo que, sin más préambulo, vamos al lío vikingo y ya me contaréis si saqueáis alguno. Podéis leer también la entrada sobre 5 libros generales pinchando aquí.
Libros infantiles y juveniles sobre cultura y mitología nórdica
Mitos nórdicos, de Eva Manzano y Eugenia Ábalos. Nórdica infantil, Madrid, 2018.
Este libro es una MARAVILLA. Así, en
mayúsculas. Yo estoy enamorada de él. Este se centra, como indica el título, en
la mitología. Empieza explicando el origen de la mitología nórdica, describe
los primeros seres y todo lo que podemos leer en la Voluspá y continúa
explicando los distintos dioses y diosas, criaturas varias, el Yggdrasil y sus
mundos y animales, etc. Finalmente, termina con algunas historias de la
mitología como el robo del martillo de Thor, Loki y las manzanas de Idún, Odín
y la fuente de Mímir o Freya y su collar.
Pero lo que le da a este libro el toque
mágico son las ilustraciones de Eugenia Ábalos que son preciosas y te hacen
quedarte un ratito largo mirándolas poquito a poco. Además, la edición también
está súper cuidada. Es un libro francamente bonito además de didáctico.
Edad: infantil-juvenil
Harald, el último vikingo, de Alberto Pérez Rubio y El Fisgón Histórico. Desperta Ferro Ediciones, Madrid, 2018.
Lo que tenemos aquí entre manos es novela
gráfica o cómic para adentrarnos en las aventuras (imaginadas pero con base
histórica) de Harald Hardrada y su periplo como parte de la Guardia Varega en
Bizancio, su retorno a Noruega para gobernar como monarca y, finalmente, su
muerte en la batalla de Stamford Bridge reclamando el trono inglés. ¿Recomendado?
Por supuesto.
Edad: más bien juvenil
¡Vikingos! de Vincent Carpenter y Jeff Pourqué. Nórdica infantil, Madrid, 2017
También maravillosamente ilustrado, este
libro nos acerca un poquito a todos los aspectos de la vida de los vikingos y
las vikingas. Desde la definición de quiénes eran o de dónde proviene la
palabra vikingo, pasando por la explicación de sus rutas comerciales o de
incursión, aspectos de la arqueología, cómo eran sus casas, su hábitat, sus
barcos, sus dioses o los escaldos. Completísimo y muy bonito.
Aquí lo que encontramos es una serie de
historias de la mitología nórdica, de las que podemos leer en las Eddas,
noveladas para los más pequeños de la casa y acompañadas de graciosas
ilustraciones: el tesoro de los dioses, la fortaleza de los dioses y Sleipnir,
Tyr y el lobo Fenrir, el robo del Mjöllnir, Baldr en el reino de los muertos,
etc.
Este libro es una especie de diccionario
mitológico-cultural. Dividido en secciones como una guía de dioses, diosas y
criaturas, la creación, historias de valquirias y de héores o el Ragnarök lo
que encontramos son definiciones de todas estas criaturas y sucesos.
Aquí no hay ilustraciones, pero las
explicaciones están acompañadas de imágenes de piezas arqueológicas. Tal vez
sea el menos atractivo de todos, pero es un libro muy completo para
adolescentes que empiezan a interesarse por este mundo. E incluso para adultos en
sus primeras incursiones en el mundo vikingo.
Edad: juvenil
Cuentos de los vikingos, de Ch. Guyot y E. Wegner. Biblioteca de cuentos maravillosos, José J. de Olañeta, Editor, Palma de Mallorca, 1986.
Este es complicado que lo encontréis, porque
tiene solera como las Nornas, pero es un libro al que le tengo muchísimo cariño
y os lo quería enseñar. En él se narran distintas historias recogidas, esta vez
no en las Eddas, sino en las Sagas.
Y… un bonus track para los adultos también con cierta solera: Mortadelo y Filemón. Los vikingos.
Este de histórico no tiene nada, ya os lo
podéis imaginar, pero nos vale para pasar un rato entretenido.
¿Conocéis más libros infantiles/juveniles?
Dejádmelos en los comentarios.
En muchos sentidos, la
Era Vikinga es un artificio o una invención. Entendida como la forma de cubrir
un periodo que va desde finales del siglo VIII hasta mediados del siglo XI,
ninguna fecha de comienzo o final tiene realmente sentido en el mundo
nórdico/vikingo. En algunos momentos ese mundo se limitó solo a Escandinavia y
gran parte del Norte de Europa; en otros se extendió hacia el oeste por las
Islas del Atlántico Norte y algunas partes de América del Norte y, hacia el
oeste, hasta los límites de Rusia. Algunos de los viajes de muchos escandinavos
aún llegaron más allá.
Durante la Era Vikinga Escandinavia no era
una entidad coherente y las naciones que hoy en día nos son familiares aún
estaban por crearse. Toda la región era diversa tanto en su paisaje, en sus
asentamientos y en sus formas políticas. Aunque sabemos mucho sobre sus pueblos/aldeas
(como Ribe o Birka), estos fueron excepciones dentro de lo que fue una sociedad
mayormente rural que vio la transformación política desde un mundo de tribus y
pequeñas jefaturas hacia los inicios de la sociedad estatal.
Era Pre Vikinga y Era Vikinga temprana (h. 550-899)
Imagen propiedad de Laia San José Beltrán https://www.instagram.com/thevalkyriesvigil/
Los inicios
La fecha tradicional del inicio de la Era
Vikinga es el año 793; el año en el que la Crónica Anglosajona recoge la «destrucción
miserable de la comunidad monástica de Lindisfarne, Northumbria». Sin embargo,
no hay forma de saber si esta entrada en la Crónica describe realmente la
primera incursión escandinava en las costas inglesa e irlandesa y, en cualquier
caso, la fecha tiene poca relevancia desde una perspectiva escandinava. Al otro
lado del Mar del Norte la Era Vikinga fue un asunto de largo alcance
prehistórico que representó el momento formativo del desarrollo del estado. Es
por eso que cada vez tiene menos sentido establecer parámetros que utilizan
eventos que sucedieron fuera de sus fronteras geográficas y se registraron en
documentos extranjeros.
La realidad es que, de puertas hacia adentro,
las características más importantes del periodo fueron el crecimiento de los
mercados, la extensión de las redes de comercio marítimo y los importantes
cambios sociales, económicos y religiosos que que dieron ‘en casa’.
Raíces más profundas
Investigaciones recientes han demostrado que,
si bien el periodo hacia finales del siglo VIII estuvo marcado por importantes
desarrollos en la cultura material y en el estilo artístico, los elementos fundamentales
de la Era Vikinga –como el desarrollo de un transporte marítimo y eficiente de
largo alcance– tienen raíces muy anteriores. Por ejemplo, se ha demostrado
recientemente también que las personas viajaban entre los mercados del Ártico noruego y el Sur de Escandinavia
ya durante el primer cuarto del siglo VIII.
Al parecer, las incursiones surgieron de los viajes
a larga distancia junto con una emergente red de comercio urbano. Los objetos intercambiados
a través de esta red –y robados– se encuentran entre los objetos más
importantes de esta época vikinga temprana.
Pero ¿qué provocó esas incursiones? Las incursiones en sí mismas no eran algo extraordinario, pero el hecho de que las campañas escandinavas estuviesen dirigidas hacia objetivos al otro lado del mar sí les dio un carácter particular, además de explicar por qué a sus víctimas les costó tanto responder adecuadamente.
El inicio de las incursiones
Parece ser que la motivación para llevar a
cabo las incursiones no fue religiosa, cultural o ideológica, sino impulsada
por la necesidad urgente de obtener ganancias materiales, mayormente en forma
de esclavos y riquezas transportables. No obstante, se ha sugerido que
cualquier fortuna amasada a través de expediciones de saqueo era, en
comparación, menor que las ganancias obtenidas por impuestos, tributos o la
propierdad de tierras de vuelta en el país, de modo que el riesgo y los gastos
que conllevaban las epediciones deben tener otras razones.
Ciertamente el atractivo de lo exótico y la
fama jugaron un papel importante, pero un elemento clave pudo haber sido el
papel que desempeñaban los metales preciosos en la sociedad escandinava.
Este rol requiere de cierta explicación y,
para ello, hay que irse a algunos siglos antes de la Era Vikinga. Fuera de los
márgenes del Imperio Romano, la Escandinavia del siglo V se caracterizaba por
ser un mosaico de muchas sociedades a pequeña escala que encontraron su
estabilidad a través de la combinación de la guerra el intercambio de regalos.
En este contexto el éxito militar era capital político esencial, y los objetos
arqueológicos de esa época evidencian claramente la creciente importancia del
espíritu marcial y la ostentación.
A mediados del siglo VI, probablemente como
resultado de algún tipo de catástrofe natural la complejidad social comenzó a
desmoronarse.
Se conocen como los fenómenos meteorológicos
extremos de 535-536 o Pequeña Edad del Hielo de la Antigüedad tardía. Se cree
que pudo deberse a un extenso velo de polvo atmosférico, posiblemente como resultado
de una gran erupción volcánica en los trópicos o por el impacto de desechos
espaciales contra la Tierra. Sus efectos de generalizaron y provocaron cambios
de estaciones, malas cosechas y hambrunas en todo el mundo.
La reconstrucción de la sociedad debió ser
traumática, con muchas facciones compitiendo por la supremacía local. En el
horizonte, mientras tanto, la Europa Continental estaba floreciendo, comenzaban
a surgir ciudades y centros comerciales alrededor de las costas del Mar del
Norte y el Mar Báltico y la plata comenzó a inundar Europa desde el Califato
árabe, convirtiéndose en el bien principal.
Esta era la situación en los albores de la
Era Vikinga. En una sociedad con una jerarquía realmente frágil es fácil de
imaginar cómo una campaña de saqueo exitosa en el extranjero podía elevar la
posición de un jefe. Además, el saqueo de lo exótico podía haber tenido un
valor particular como regalos y obsequios, utilizados para sellar alianzas y
asegurar lealtad. En un mundo tan dinámico e inestable los matrimonios
políticos debieron ser muy importantes y es, probablemente, en este contexto en
el que deberíamos entender los trabajos metalúrgicos ingleses e irlandeses
saqueados y depositados más tarde en tumbas femeninas en el oeste de
Escandinavia. Así, lo que faltaban no eran exactamente mujeres, sino posición
social y riqueza suficiente para acceder a un matrimonio con una de alto
estatus.
Estas primeras incursiones saciaron poco la sed por riquezas fáciles de transportar y la actividad militar fue en aumento durante la primera mitad del siglo IX. En el año 865 la Crónica Anglosajona registró la presencia de una micel here (una Gran Ejérciro) en Anglia Oriental. Después de una campaña militar prolongada en la península, Alfredo el Grande, rey de Wessex, finalmente consiguió negociar con los invasores. El norte y el este de lo que hoy es Inglaterra quedaron bajo dominio nórdico para que los escandinavos se asentasen y, más tarde se conoció como Danelaw. Algunos miembros del Gran Ejército asumieron nuevos roles como señores rurales, mientras que ciudades como York se convirtieron en potencias económicas y puntos de intercambio cosmopolita.
Si queréis leer sobre las causas de la Era Vikinga, podéis pinchar aquí.
Piezas arqueológicas
Yelmo de Valsgärde
Imagen propiedad de Laia San José Beltrán https://www.instagram.com/thevalkyriesvigil/
Finales del siglo VI. Hierro, láminas. Circunferencia Interior 64cm, altura 17cm. Origen: Valsgärde, Suecia. Gustavianum, Uppsala, Suecia.
Nuestro conocimiento de los yelmos de la Era Vikinga proviene, en gran medida, de fragmentos; sin embargo, sí tenemos ejemplos completos de yelmos de la Era de Vendel (previkingos c. 550-793) que se depositaron como ofrendas en cementerios como el de Valsgärde. Este se encuentra en el centro de Suecia, cerca de Gamla Uppsala, cuna de los reyes suecos y centro del culto en la zona.
Este yelmo es,
probablemente, el mejor ejemplo que tenemos. Realizado con láminas de hierro espectacularmente
repujado, una espectacular guarda y un almófar de cota de malla.
Ha sido tentador
identificar estos impresionantes yelmos como elementos de simple exhibición, pero
en este periodo de transformaciones y cambios políticos el poder se sostenía gracias
a la combinación de fuerza militar, consumo ostentoso y la generosidad de los
dirigentes.
Así pues, es difícil separar lo militar de lo estético, ya que los líderes locales mantuvieron su estatus a través de demostraciones ostentosas de destreza militar.
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Siglo VIII- finales del IX Hueso animal (ballena). 22×18,3×0,8 cm Origen: Noruega Walters Art Museum, Baltimore, E.E.U.U.
Placa tallada a partir de
una sola pieza de hueso de ballena con un un par de cabezas de dragón torneadas,
talladas con habilidad en estilo reconociblemente escandinavo. Estas cabezas
con forma de monstruo o dragón son similares a las que se han hallado en las
proas de algunos barcos, un estilo típico de decoración vikinga.
Destacable es que el área
central de la plaza está exenta de decoración, lo que puede indicarnos su
función. Se han interpretado como tablas de alisado o planchado, utilizadas
conjuntamente con alisadores de lino hechos de vidrio, ta vez para doblar la
ropa (doblando y enrollando en la placa mientras aún estaba húmeda y dejándola
secar), pero no es un debate cerrado. También podrían haber sido algún tipo de
trabajo de artesanía o haberse utilizado para preparar o servir alimentos, como
bandejas.
Estas placas son hallazgos bastante comunes en tumbas de mujeres de alto estatus, especialmente en Noruega (aunque famosa es la hallada en Scar, norte de Escocia). En este contexto habría poca conexión con tablas de planchar probablemente.
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Hacia 900 Piedra (esteatita). Longitud: 4,1 cm Origen: Birka (Suecia) Historiska Museet, Estocolmo, Suecia.
Localizada en la isla de Björkö, en el Lago Malaren, Birka fue un próspero centro comercial durante la Era Vikinga. En su apogeo llegó a estar densamente poblado contando según el momento con entre 1500 y 3000 habitantes. Esto contrastaba enromemente con los asentamientos de los alrededores, que no debían contar con más que un puñado de familias. Con conexiones hacia rutas comerciales de larga distancia hacia el este, sur y oeste, Birka fue el más bullicioso centro cosmopolita del este de Escandinavia durante la Era Vikinga.
En 1887, el granjero
Johan Teller descubrió un molde de esteatita en su granja de Birka. La esteatita
es una roca suave a base de talco muy popular para tallar durante el periodo
vikingo. En ese contexto permitió la talla exquisita y finísima de una cabeza
de dragón danod lugar a un molde que rellenar posteriormente de metal para
crear un alfiler adornado o algún tipo de accesorio decorativo. Tan intricado
es el diseño que esta cabeza de dragón se ha convertido en un emblema de la Era
Vikinga en Birka.
Pero la historia continua. Durante las excavaciones en el puerto de Birka en el año 2015 el equipo de arqueología descubrió un pequeño objeto de bronce con forma de cabeza de dragón. Inmediatamente reconocieron que tenía que ser un objeto realizado con el molde de esteatita. Ahora ya se sabía qué era: un alfiler para decorar algún vestido del que ya solo quedaba la cabeza ornamental.
Si queréis leer sobre la ciudad de Birka podéis pinchar aquí.
Imagen propiedad de Laia San José Beltrán https://www.instagram.com/thevalkyriesvigil/
Finales siglo IX – siglo X Plata. Diámetro: 4cm Origen: Lago Tissø, Dinamarca Nationalmuseet, Copenhaguen, Dinamarca
El colgante está decorado con una bestia entrelazada estilo Borre clásico en el que se muestra agarrando tanto su propio cuerpo como el marco del colgante.
El arte de la Era Vikinga se organiza en una secuencia de
fases estilísticas que, a pesar de cierta superposición en estilo y gerografía,
pueden definirse y distinguirse tanto por elementos formales del diseño como
por composiciones y motivos recurrentes.
El Borre es el segundo de los estilos, tras el de Oseberg.
Debe su nombre a la tumba con barco hallada en el cementerio de Borre en
Vestfold, Noruega y prevaleció en Escandinavia entre finales del siglo IX hasta
finales del X.
La bestia entrelazada con garras prensiles continúa siendo la carácterística principal del estilo que ya se presentaba en el anterior. Este motivo se extendió rápidamente por todo el Norte de Europa como componente en el diseño de broches ovales, que se producían en cantidades enormes durante la Era Vikinga. Este tipo e colgantes se han encontrado por toda Escandinavia, en Inglaterra y en Rusia. Se habría utilizado en collares, a veces con cuentas, separadores y otro tipo de colgantes en el propio collar.
Si queréis escuchar un podcast sobre arte nórdico podéis pinchar aquí.
Mitología. Es uno de los temas que más y más me soléis pedir y aquí está, por fin. Ya había alguna entrada por el blog, pero es de hace muchos años, así que ahora que mi biblioteca es mucho más completa (y yo sé mucho más) toca actualizar el asunto. Voy a hacer como los canales de entrenamiento físico y, como este tema es tan amplio y a mí es de los que más me gustan (y de los que más bibliografía tengo), voy a dividirlo en dos secciones. En primer lugar, los libros básicos; los de por dónde comenzar a leer sobre mitología, religión y creencias de los vikingos y las vikingas. Y, en segundo lugar, los avanzados, aquellos que ya profundizan en algunos aspectos más concretos o que hace falta leer teniendo una, aunque sea pequeña, base sobre el tema.
En esta ocasión, además y ya que tenemos
opciones, he priorizado en esta primera entrega la bibliografía en castellano,
que es algo que me pedís mucho aunque desafortunadamente no suele darse
demasiado el caso. Los libros que os traiga en el nivel intermedio-avanzado sí
estarán mayormente en inglés.
Recomendación: comenzar por el principio, libros básicos y generales sobre mitología y religión
Estos son libros muy sencillos, que presentan los aspectos más generales de la cosmología/cosmogonía nórdica: las fuentes (Eddas mayormente), los acontecimientos más importantes (el origen y el fin del mundo), los personajes principales (dioses, animales y otros seres) y un poquito el proceso de asimilación y cristianización que se dio en la Escandinavia vikinga casi desde el primer momento.
¿Por qué no os recomiendo, por ejemplo, las Eddas en esta entrada? Bueno, pues porque personalmente (recordad que todo lo que os digo en estas recomendaciones siempre es mi opinión personal) no considero que sea bibliografía para principiantes o bibliografía básica. Las Eddas, al igual que las Sagas (y ya vimos la problemática que hay con ellas para considerarlas fuentes cien por bien fiables, podéis leerlo aquí), son fuentes primarias (aunque nos lleguen en nuevas ediciones comentadas). Son escritos que tienen cientos de años y que hay que leer teniendo eso en cuenta. Os recomiendo el artículo sobre las Sagas porque podéis aplicarlo a las Eddas perfectamente (a la literatura nórdica antigua en general) para no extenderme aquí demasiado.
La conclusión rápida es que las Eddas no
son un análisis de la religión o la mitología nórdica, son una de las fuentes a
partir de las cuales se construye nuestro conocimiento sobre esa religión y esa
mitología. Si queréis aprender cómo era la religión de los vikingos y las
vikingas, para mi gusto, lo mejor es comenzar con ensayos básicos que analicen
todos los aspectos, personajes, hechos y demás de esta y dejen una visión
amplia tras su lectura. Y eso es lo que os recomiendo aquí.
Los mitos germánicos, de Enrique
Bernárdez. Alianza Editorial, 2002
Un clásico entre los clásicos que no pasa
de moda. Ojo, como bien indica su nombre, abarca la mitología germánica como un
todo dentro del cual se puede insertar la mitología nórdica en particular, pero
no es un libro «solo» sobre vikingos. Y hay que tenerlo en cuenta al leerlo
porque no todo lo que cuenta es aplicable a ellos.
No obstante, recomendadísimo y un
imprescindible. Un básico.
Mitos Nórdicos, de Enrique Bernárdez. Alianza Editorial, 2017
Del mismo autor, este es ya más nuevo y
ahora, sí que sí, profundiza solo en la mitología y las creencias de los hombres
y las mujeres del norte.
Bernárdez en este libro va paso por paso
descifrando y explicando fenómenos como la creación del mundo, los distintos
seres, los dioses y las diosas y, finalmente, algunos detalles sobre distintos
héroes y leyendas.
Mitos y leyendas nórdicos. Relatos vikingos de dioses y héores, de Martyn Whittock y Hannah Whittocok. Editorial Edaf, 2018
Este libro se aleja ya del ensayo para ser una especie de selección de historias y relatos de la mitología (mayormente extraídos de las Eddas) novelados. Un poco como los que os recomendé en los libros infantiles y juveniles, pero para adultos. Cuenta con una introducción muy interesante sobre quiénes eran los nórdicos y sobre el impacto del cristianismo en la mitología nórdica, algo muy a tener en cuenta y que se suele obviar.
Los vikingos. De Odín a Cristo, de Martyn Whittock y Hannah Whittocok. Rialp, 2019
Este es un libro muy
nuevo, de finales del año pasado, y es una obra que aborda un tema que se aleja
un poco del habitual (dioses, seres, Ragnarök, etc.) para adentrarse en el
camino del paganismo hacia el cristianismo que vivieron los nórdicos durante la
Era Vikinga. Comienza hablando de los vikingos paganos, pero avanza explicando
la cristianización de Noruega, Suecia, Dinamarca y qué famosos vikingos la
llevaron a cabo y los motivos. También nos habla de los vikingos cristianos en
Bizancio, en las islas del Atlántico Norte o incluso en América.
Es un libro súper
interesante porque nos hace ver que muchas cosas que nosotros creemos «súper paganas»
en realidad eran versiones del paganismo anterior con gran carga ya cristiana.
Y es que es imposible del todo comprender la sociedad vikinga (incluso sus
creencias) si no tenemos presente el enorme componente cristiano que ya existía
en esa época.
Viking & Norse Mythology. H.R. Ellis Davidson
Este igual es un poco
complicado de encontrar porque tiene más años que la polca, pero si lo
encontráis en tiendas de segunda mano (como hice yo), es un muy bien libro para
comenzar. Toca muchísimos temas, comenzando por el paganismo anterior a los
vikingos, y lo hace por bloques (dioses, seres, personajes como los berkserker
o las valquirias, etc.) dando pequeñas pero muy interesantes definiciones y
explicaciones. Ellis Davidson es una de
mis autoras favoritas. Tengo muchas de sus obras ya más sesudas y sus ensayos
(así como la versión libro de su tesis) y son excepcionales. Y, aunque son
bastante antiguas algunas, siguen siendo muy válidas.
Extra: Mitos nórdicos, de Neil Gaiman. Destino, 2017
Sí, es ya puramente una novela y no, no
se puede utilizar como documentación o fuente, hay que leerlo como lo que es.
Pero precisamente por eso y por lo bien documentado que está, es un libro súper
interesante para tener un primer acercamiento al tema y despertar el gusanillo
por saber un poco más. Si sucede tal cosa, el lector o la lectora puede acudir
a los libros anteriores para saciar, ahora sí, ya la curiosidad histórica y
documentada.
Las Sagas nórdicas están llenas de historias de asesinatos y venganzas. Crímenes, robos, asaltos, insultos, difamaciones, casi todo lo que os podáis imaginar.
Las Sagas nórdicas están llenas de historias de asesinatos y venganzas. Crímenes, robos, asaltos, insultos, difamaciones, casi todo lo que os podáis imaginar.
Estos delitos
se enquistaban de tal forma, debido a la propia estructura familiar
escandinava, que acababan involucrando a todos los miembros de varias familias
y pasaban de generación tras generación, a veces prolongándose auténticas
eternidades.
El mundo vikingo, el de las Sagas nórdicas al menos, es un mundo violento. Pero ¿era realmente esto así o es producto de la literatura? Como siempre que hablamos del contenido Sagas, es harto complicado separar la ficción de la realidad histórica, así como separar lo plenamente medieval de lo que es de época vikinga.
Si no estáis familiarizados con las Sagas os recomiendo encarecidamente leer este artículo en el que os expliqué cuál es su problemática a la hora de considerarlas (o no) fuentes históricas y cómo debemos abordarlas en su lectura si queremos tratarlas como tal.
Las leyes vikingas
El caso es que esta imagen de pueblo violento podría darnos (y, de hecho, nos ha dado), de forma errónea como siempre, la idea de un pueblo incivilizado que lo solucionaba todo a tortazos. Pero, como suele pasar con los vikingos, nada más lejos de la realidad.
No solo no lo solucionaban
todo a golpe de hacha, sino que tenían un complicado entramado legal que
evitaba, en la mayoría de casos, el derramamiento de sangre innecesario. Y ya
lo dijo Adán de Bremen (1050-1081/85) «los islandeses no tienen otro rey que
las leyes…».
Es indiscutible que la ley era importantísima para los vikingos, y como muestra un botón: la palabra inglesa ley, law, es un préstamo anglosajón del vocablo en nórdico antiguo log, que significa literalmente ‘aquello que se ha dispuesto o establecido’. Sería absurdo pensar que los anglosajones tomaran prestada una palabra así si los vikingos simplemente pasasen olímpicamente de las leyes, ¿no?
Así pues, los
vikingos lo tenían todo atado legalmente, ¿el problema? El de siempre y el
mismo que comentábamos con las Sagas. Apenas dejaron nada escrito, por lo que
todo lo que sabemos de sus leyes lo encontramos en escritos que, si bien son
tremendamente antiguos y son documentos impresionantes, ya son posteriores a la
época vikinga. Y, especialmente importante, escritos ya por cristianos… desde
su óptica cristiana.
Las leyes
escandinavas que conocemos no son textos contemporáneos a la Era Vikinga, por
lo tanto, el problema aquí reside en discernir en qué medida estas leyes
reflejan costumbres anteriores al momento en el que se pusieron por escrito (es
decir, época vikinga o incluso anterior) y si reflejan exclusivamente ya la
ideología medieval basada principalmente en el derecho romano y canónico. La
respuesta no es clara.
La realidad es
que, probablemente, sean documentos ya algo sesgados y distorsionados por el
paso del tiempo y por el cristianismo.
Las primeras recopilaciones
Tusenaarsstaden Gulatinget monumento por Bård Breivik erigido ena gosto de 2005 para conmemorar los 1000 años del Gulathing en Noruega.
Las leyes escandinavas no se pusieron por escrito hasta bien el siglo XII y XIII. El primer texto legal que conocemos es el código noruego llamado la ley del Gulathing, que era una de las instituciones más importantes de Noruega, establecida alrededor del año 950 en el sur del país, cerca de la actual Bergen. Las leyes de esta asamblea sobreviven en el llamado Codex Ranzovianus, escrito alrededor del año 1250.
Los primeros códices legales suecos y daneses son algo posteriores y tampoco sabemos de cuándo proceden las leyes recogidas en ellos.
Solo en el caso de Islandia tenemos constancia de cómo se compuso su corpus legal y cómo fue aceptado por la población. Se narra en el Islendingabok(el libro de los islandeses) que cuando Islandia estaba ya bastante habitada se envió a un colono noruego de nombre Ulfjot de vuelta a Noruega, para escribir las leyes islandesas tomando la ley de Gulathing como base. El Landnámabók(El libro del Asentamiento) nos cuenta que Ulfjot regresó a Islandia tres años después con compendio de leyes que había adaptado a las condiciones islandesas. En el momento en el que regresó a Islandia se estableció el Althing, la Asamblea General de los Islandeses. Se inauguró en el año 930 y se reunía cada verano en Thingvellir, una planicie al norte del lago Thingvallavatn, en el suroeste de Islandia.
Posteriormente, en el año 1117, El Althing decidió que todas las leyes debían ponerse por escrito, y se llevó a cabo en la granja de Hafliði Másson durante ese invierno, publicándose al año siguiente. El códice resultante se conoce como las Leyes del Ganso Gris o Grágásy eran una colección de leyes del período de la Mancomunidad Islandesa (entre el 930 y el 1264) que consistía en leyes civiles islandesas y las leyes que regían la iglesia cristiana en Islandia.
El Thing, la asamblea de justicia
¿Y dónde se
dirimían todos los problemas de mayor o menor índole que se daban en el mundo
vikingo? ¿Dónde se castigaban los crímenes? En el Thing, en nórdico antiguo Þing, la asamblea de gobierno de las sociedades germánicas –entre
ellas los vikingos– que existió desde la época prehistórica hasta la medieval. El
único y más importante órgano o institución que conocieron los vikingos durante
la Era Vikinga, una asamblea que reunía las funciones legislativa, jurídica, pero
no ejecutiva, lo que, como veremos, resultaba un problema. En estas asambleas,
mediante votaciones, se decidían asuntos de toda índole e importancia. Incluso
se escogían caudillos y se coronaban reyes.
Había muchos Things repartidos a lo largo de Escandinavia, pero vamos a hacer hincapié en el islandés, en el ya mencionado Althing porque está considerado el primer parlamento del mundo; fundado en el año 930 y existente aún hoy en día. Se reunía anualmente, normalmente en junio, justo antes de las campañas veraniegas en la Thingvellir, un valle a 45 kilómetros de lo que hoy es Reikiavik.
Althing islandés en medio de una celebración, idealización de 1870 del artista británico William Gershom Collingwood.
Al Thing podían asistir todas las personas adscritas
a un territorio, que podía ser desde una granja de unas pocas familias, a un
distrito o territorio o, como en el caso de Islandia, todo un «país».
Y una cosa era ir, y la otra votar, porque solo tenían derecho a voto los hombres libres o boendr(bondi en singular). No los esclavos, ni los niños. Y las mujeres solo participaron, parece ser, muy esporádicamente y solo como acompañantes.
Ser un hombre
libre no era el único requisito para votar, según las Sagas solo podían hacerlo
aquellos que pudiesen sostener una espada. Esto parece una forma de indicar que
debían ser mayores de edad ya que el derecho a portar armas se conseguía con la
adultez. Por otro lado también debían tener una residencia fija conocida, es
decir, estar vinculados de forma oficial a un territorio, para demostrar que no
se era un mendigo o proscrito; dos condiciones que, además estar muy mal
vistas, impedían formar parte de la comunidad.
El Thing solía reunirse, si las condiciones
climatológicas lo permitían, en espacios al aire libre y se congregaban de forma
regular; algunos semanalmente, cada dos semanas, una vez al mes, una vez al
año… aunque también podían convocarse puntualmente fuera de fecha para tratar
asuntos urgentes. Y podía convocado tanto por poderes seculares como por
religiosos (como el caso de Islandia este último).
El Thing local, el que por ejemplo atañía a
unas pocas familias de unas pocas granjas y del que poco sabemos, se debía
convocar para cuestiones tan mundanas como derechos de pasto, uso de los
bosques, construcciones de la granja como empalizadas o puentes y para subsanar
disputas entre los vecinos y familias del lugar.
Representación de un lagman recitando las leyes entre hombres libres en un Thing
El Thing regional, el que comprendía un
territorio más amplio con mayor población, estaba compuesto por jefes locales y
estas asambleas trataban temas como la defensa del territorio y otros sobre los
que los Things locales no tenían
jurisdicción.. Por ejemplo, los pretendientes al trono (recordemos que la mayor
parte de la Era Vikinga en Escandinavia no hay grandes reyes, sino reyezuelos
de territorios menores que se irán juntando hasta formar los estados
escandinavos que hoy en día conocemos) convocaban Things regionales para ser reconocidos en ellos reyes. Solo Islandia tuvo un Thing lo que podríamos llamar ‘nacional’ durante la Era Vikinga.
En zonas densamente pobladas el Thing solía reunirse con más asiduidad que en zonas con población mucho más dispersa. Así, es probable que los Things que reunían territorios amplios se reuniesen anualmente y conforme el Thing era sobre un territorio más reducido el tiempo de reunión se fuese acortando hasta, por ejemplo, los locales que debían reunirse semanal o quincenalmente, pues al fin y al cabo estos trataban temas mucho más relacionados con el día a día de una comunidad.
Las figuras clave de estas asambleas eran los jefes de la comunidad y, especialmente, el lagman o narrador de leyes, el hombre de leyes, quien memorizaba y recitaba las leyes en el Thing. Eran una especie de código legal andante. En Islandia recibía el nombre de lögsögumadury era una figura clave en estas asambleas.
En el Thing se administraban leyes y se
impartía justicia, pero también eran grandes reuniones en las que se producían
otro tipo de acuerdos extraoficiales, como cierre de negocios, alianzas
económicas o matrimoniales, etcétera.
Crímenes y castigos
Como hemos
dicho, ningún Thing tenía poder
ejecutivo, así que quien había ganado un juicio contra otro tenía, a la postre,
la responsabilidad final de hacer cumplir la pena. De modo que el efecto
previsto de las leyes y los reglamentos dependía, en última instancia, de las presiones
de la sociedad en general.
La sociedad
vikinga estaba formada por un complejo sistema de parentesco donde aquellos que
formaban parte de esta amplia familia se defendían los unos a los otros. Y no
solo eso, se protegían y se vengaban los unos a los otros. Así, una lesión o un
insulto infligido a un miembro de un clan por parte de un miembro de otro clan
se consideraba un agravio hacia el clan completo y era el jefe de familia, el
líder, el responsable de emprender acciones legales o vengarse.
Esta venganza
podía caer sobre el perpetrador del crimen, pero también sobre cualquier otro
miembro del clan. Por ejemplo, si una mujer o un niño cometía un delito o afrenta,
el marido o tutor era el responsable. Lo mismo aplicaba a los esclavos, de los
cuales el propietario era el responsable.
Multas
Pese a tener en mente una sociedad tremendamente violenta y la imagen de la sangre corriendo a chorros… lo cierto es que la mayoría de los delitos u ofensas se saldaban con una multa. Este pago se conocía como wergeld, que significa algo así como «el precio de un hombre», y variaba según el rango de la persona afectada. No valía lo mismo un jarl que un esclavo.
Estos pagos no eran exclusivos del mundo vikingo, sino que, por ejemplo, en la Inglaterra Anglosajona ya existían. Según la Norðleoda Laga, La Ley de Norhumbria, los pagos se establecían en thrymsas, una moneda de oro acuñada durante el siglo VII, sustituida a final de este mismo siglo por el sceat de plata.
Thrymsa de oro anglosajón, 650-675 aprox.
Sceat de plata, siglo VIII aprox.
Y lo cierto es que menos mal, porque las multas, además de resultar ser un método muy funcional y muy práctico para resolver disputas entre dos familias, sirvieron sobre todo como medio para limitar los insultos y la violencia que generaban estas disputas, que como hemos mencionado se enquistaban y terminaban en múltiples asesinatos que duraban generaciones. La llamada venganza de sangre, algo que, al parecer por lo que se puede leer en la Saga de los Islandeses, era tremendamente común y un problema para la sociedad.
Como la
mayoría de los delitos que se cometían se consideraban la violación de la
propiedad, los derechos o la reputación de una persona, se concedía el pago de
una multa al hombre que entablaba la demanda como compensación económica por el
daño que se había sufrido y como satisfacción moral.
De hecho, la
mayoría de los compendios de leyes que hemos mencionado anteriormente se
dedican, en su mayor parte, a catalogar los distintos tipos de multas que se
debían imponer a los distintos tipos de crímenes y delitos o infracciones.
Con la llegada
del cristianismo el pago de este tipo de multas se fue sustituyendo por la pena
capital.
Destierro y proscripción
Otro tipo de
sanción que se imponía habitualmente era el destierro y se utilizó normalmente
para aquellos delitos que no podían satisfacerse con una multa, de modo que la
multa se reemplazaba por la proscripción. También se podía llegar a este punto
si se había puesto primeramente una multa y esta no se había pagado.
Las fuentes literarias distinguen dos tipos de proscripción o destierro. Por un lado, el total. Las leyes del estado libre Islandés lo llaman skoggang(literalmente irse al bosque) y se refiere a los escondites que los forajidos tenían en el bosque como marginados de la sociedad que eran. En Islandia este castigo era la pena máxima, ya que las leyes no contemplaban la pena capital. Sin embargo, esta ilegalidad podía equivaler a la pena de muerte, porque un marginado total podía ser asesinado con total impunidad, ya que nadie reclamaría venganza por él. Además, implicaba que en el caso de sobrevivir y escapar de Islandia, jamás podría regresar.
Más aún, este forajido perdía todos sus bienes, con los que se pagaban los costes del ‘abogado’ de turno y el mantenimiento de sus descendientes o personas a cargo. A un forajido se le negaba el entierro en el cementerio y sus hijos no tenían derecho a ningún tipo de herencia. Se menciona incluso que un forajido podía ver reducida su condena o ser indultado si mataba a otro forajido, probablemente un mecanismo para generar desconfianza entre ellos e impedir que se uniesen y se hiciesen fuertes. Estaba todo pensado.
Página del Grágás
El otro tipo de destierro estaba más delimitado en el espacio y en el tiempo, ya que se expulsaba a un individuo de una provincia o una región específica durante un máximo de tres años. Este se menciona en las leyes provinciales suecas y parece ser similar al herasdssekt(destierro de una región) o el fjordungsutlegd(destierro de un distrito) mencionado en la Saga de los Islandeses. Curiosamente, sin embargo, este tipo de destierro no se menciona en la ley islandesa Grágás, que en cambio nos habla de una especie de ‘ilegalidad menor’ que implicaba el pago de un salvavidas o salvoconducto (originalmente un anillo de plata y posteriormente un mork, una moneda) a un jefe, la pérdida de la propiedad y un exilio de tres años de Islandia. Mientras estaba en el extranjero, el proscrito gozaba de inmunidad legal contra los ataques y, al regresar, lo hacía como un miembro de pleno derecho de la sociedad. Si un forajido menor no era capaz de abandonar el país durante tres años se convertía en un forajido total.
Pena capital
Según Adán de Bremen en su Gesta Hammaburgensis ecclesiae pontificum, un tratado histórico escrito a finales del siglo XI, la pena capital se aplicaba en Dinamarca y Suecia a violadores, difamadores (por aquello de que el honor era muy importante) y adúlteros (y en esto último debemos suponer que el cristianismo ya tiene algo que ver, pero, com siempre, es difícil de asegurar). Este testimonio de Adán de Bremen se confirma en las leyes provinciales suecas y danesas, que mencionan decapitación, ahorcamiento, la rueda, la quema, la lapidación y el entierro vivo como formas de pena capital. A esto habría que añadir también el ahogamiento o hundimiento en un pantano, reservado según la ley noruega, para la hechicería.
Como decíamos, es más que posible que todos estos castigos estén influenciados ya por el Cristianismo o que sean directamente de época cristiana y desconocemos cuáles de ellos se habrían aplicado también en tiempos vikingos. Personalmente se me hace difícil pensar que un vikingo hubiese ahogado a una hechicera ya que por ejemplo las volvas[4] son un elemento importante de su cultura. Pero, como decimos, complicado.
La ejecución probablemente
la llevaba a cabo, al menos originariamente, la acusación. Y la venganza
inmediata por parte de la parte ofendida estaba permitida cuando el criminal
era pillado con las manos en la masa; por ejemplo, adulterio, violación o robo.
Castigo corporal
El castigo
corporal como la flagelación o la mutilación estaban reservados principalmente
para los esclavos, aunque en las leyes provinciales suecas parece haber sido el
castigo más común después de las multas. La ley islandesa Grágás indica que se prescribe la mutilación si se captura a un
esclavo proscrito por haber matado a su amo o ama. Aquí se indica que hay que
llevarlo a quien lo condenó y cortarle pies y manos dejándolo vivir todo el
tiempo que consiga.
Posteriormente
parece ser que el castigo corporal también se impuso como condena por hurtos
menores, deudas pendientes o delitos sexuales específicos.
BIBLIOGRAFÍA
BOYER, Régis. La vida cotidiana de los
vikingos (800-1050). José J. de Olañeta, ed, Palma de Mallorca, 2005.
JESCH,
Judith. The Scandinavians from the Vendel
Period to the Tenth Century. The Boydell Press, San Marino, 2002.
Vale, me paso la vida intentando que la gente entienda que los vikingos no solo eran saqueadores, ni los más violentos del lugar. Ni los únicos. Que la Era Vikinga no era solo guerra. Cierto es. Pero eso no quita para que una (buena) parte de su legado haya sido la violencia. La guerra. Porque lo fueron: violentos y guerreros (pero no solo, recordad).
Sin embargo, hoy no vamos a hablar tanto de dónde fueron y qué conquistaron, sino de cómo lo hicieron y qué les motivó: vamos a hablar del arte de la guerra vikingo y de cultura de la violencia. Y vamos a hablar también de cómo los vikingos se dedicaron a conquistar, pero, a su vez, terminaron siendo conquistados. ¿Cómo? ¿Que de qué hablo? Ya veréis, ya… a final.
La guerra era divina
Las causas que dan inicio a la Era Vikinga a
finales del siglo VIII son variadas y no hay una explicación satisfactoria a
por qué precisamente esos tres siglos (750-1050) produjeron una energía y
actividad tan violenta.
Algunas hipótesis apuntan al cambio climático,
otras a la presión demográfica… Donde sí hay amplio consenso es en aseverar que
el deseo de fortuna tuvieron mucho que ver en el asunto, pero no era la única
motivación de los vikingos; había algo más: la búsqueda de la fama, la gloria y
el poder
La fama era aún más importante que la riqueza,
al igual que lo eran la adulación, la reputación y la notoriedad. Muchos vikingos
dejaban la granja familiar con la esperanza de hacerse un gran nombre. Les impulsaba el deseo de probar suerte en
otros mundos y su fuerza de voluntad allanó el camino hacia sus objetivos. ¿Con
qué? Sus herramientas eran sus barcos, sus armas y sus habilidades. La mentalidad
vikinga jugó un papel fundamental en el desarrollo de sus conquistas y viajes.
De hecho, muchas piedras rúnicas narran con orgullo historias de personas que se echaron a la mar y a la aventura solo para encontrar la muerte heroica del guerrero lejos de casa. Ese era el nivel.
No es que para un guerrero vikingo la
estrategia, la técnica y la capacidad de usar armas no fuesen habilidades
vitales. Sino que igual o más de importante era el concepto de que la lucha
traía asociado honor, gloria y un sitio en la mesa con Odín en el Valhalla. La lucha era mucho más que técnica y armas,
era una forma de vida y una forma de vivir juntos, en comunidad. Una forma de
pensar y un camino hacia la divinidad.
¿Por qué es esto tan importante? Pues porque los vikingos no eran mejores guerreros que la mayoría de sus oponentes. Ni siquiera estaban mejor organizados para la guerra. Sus armas, por ejemplo, tampoco eran mejores que las de los francos o los anglosajones, exceptuando sus barcos, eso sí. Los barcos eran un portento de la época.
La clave radica en que, a diferencia de la
mayoría de las personas que conocieron a los vikingos, los escandinavos estaban
aún bajo los antiguos dioses precristianos y sus creencias. Bajo el orden
social precristiano. Y en este contexto la guerra, el saqueo y la conquista no
solo eran herramientas, sino ideales en sí mismos. El dios más poderoso del
panteón nórdico era Odín, el dios de la guerra. E incluso la diosa más
poderosa, la diosa del amor Freya, también era una deidad de la guerra.
Para los vikingos, la guerra era divina.
Saqueando, conquistando y colonizando, que es gerundio
Cuando los primeros barcos vikingos zarparon para realizar sus incursiones de saqueo en el fondo lo que estaban haciendo era continuar con una práctica que había existido ya los siglos anteriores. El saqueo no solo se consideraba una actividad que proporcionaba oro y bienes, sino que el honor obtenido a través de esta práctica se consideraba casi más importante que la riqueza. No obstante, si de riquezas adquiridas hablamos, los líderes de estas expediciones estaban obligados a compartir el botín con todos los guerreros, nobles y campesinos, a su cargo. Un líder que no hiciese esto, poco iba a durar siendo líder. Eso era un hecho.
En cuanto a las primeras incursiones vikingas
hemos de decir que no estaban demasiado bien organizadas; eran ataques
aleatorios, acciones menores con mucho golpe de efecto y sorpresa: los vikingos
llegaban, saqueaban y se marchaban rápidamente con todo lo que habían podido
rapiñar. Muchos de los objetos francos, ingleses e irlandeses que se han
hallado yacimientos escandinavos de esa época más que probablemente llegaron
con esas primeras incursiones.
Los barcos les permitían hacer esto: livianos,
con un calado de no más de 80 o 90 cm, eran perfectos para estas incursiones.
Podían llegar remando hasta la costa, saltar del barco a tierra, arrasar y
robar, todo en muy poco tiempo. Antes de que las víctimas pudiesen pedir ayuda,
los vikingos ya se habían marchado. Cuando tú vas, yo vengo de allá.
Espada germana tipo C con anillo incrustado en el pomo. Francia, iglo VI. Wikimedia Commons.
Estas primeras incursiones, al principio, eran
como una especie de sobresueldo. Las
Sagas nos hablan de hombres que eran comerciantes una mitad del año y «vikingos»
la otra. Para algunos, sobre todo al principio de la Era Vikinga, los saqueos eran
un trabajo estacional, eran vikingos a tiempo parcial.
Pero como todo en la vida, la cosa evolucionó.
Para mediados del siglo IX la extensión del saqueo y la conquista ya habían
aumentado considerablemente. Ahora lo que asolaba las costas extranjeras eran
enormes flotas que no solo partían de Escandinavia, sino de otros territorios conquistados,
como Dublín. Ahora estas flotas podían estar formadas por cientos de barcos
bajo el liderazgo de un caudillo o un rey.
Las primeras incursiones vikingas, como hemos mencionado, podían compararse con bandas de ladrones. Con el tiempo, los nobles se rodearon de una organización llamada hird, un grupo de guerreros que protegían a su líder. El significado original de la palabra es household(hogar, casa, gente, familiar) y se originó en las granjas o aldeas vikingas. A los miembros del hird se les llamaba housemeno huscarl. Los guerreros también podían recibir el nombre de drenge (muchacho), por lo que se ha podido leer en algunas piedras rúnicas. Al principio un hird consistía en relativamente pocos hombres, quizá la tripulación de un barco pequeño, mientras que avanzada ya la Era Vikinga un rey como Canuto el Grande (n. 995 – 1035) pudo contar con uno de más de 3000 hombres.
El líder era el más destacado de los guerreros y organizaba y se implicaba en la batalla como el que más. Todo lo que se robaba o conquistaba pertenecía al líder pero, como hemos dicho, este debía repartirlo entre sus hombres. A cambio, los guerreros dependían de su líder y le hacían un juramento de lealtad, un acto mucho más antiguo que los vikingos. Se podía realizar sobre la empuñadura de una espada o sobre un anillo de oro. De hecho, algunas espadas antiguas tienen anillos de juramento incrustados en el pomo.
La organización de la guerra
Es hora, pues, de hablar sobre cómo se organizaban estos hombres. En todos los territorios escandinavos el arte de la guerra se basaba en el leidang, en nórdico antiguo leiðangr, para entendernos, una especie de sistema de levas. Este término designaba cualquier expedición militar, pero debido a la propia orografía del territorio escandinavo (barreras montañosas en Noruega, bosques impenetrables en Suecia o grandes extensiones boscosas en Dinamarca), el mundo militar estaba tremendamente apegado al mar y el leidang era, esencialmente, una organización marítima, una leva naval.
Podríamos decir que era una especie de leva naval pública, que consistía en un número determinado de hombres libres (boendr, bondi en singular) bajo el liderazgo de un monarca (o un caudillo), que era el jefe o líder militar de la expedición. Así pues, el territorio estaba dividido en distritos, llamados skipreiða, y se pedía a los campesinos de cada distrito que proporcionasen un barco o leidangsskip(un barco costero de defensa) con capacidad para unos cuarenta remos, más el equipo de hombres y suministros para unos dos o tres meses, lo que muchas veces solían durar las campañas estivales. En un origen los distritos aun estaban subdivididos en territorios más pequeños y los campesinos de estos territorios debían aportar el personal, el equipamiento y los suministros de un remo del barco.
A cargo del barco, de su tripulación, del armamento y de las provisiones del mismo había un comandante o capitán llamado styrimaðro styræsmandy aquellos que no cumplían con sus obligaciones cuando eran convocados pagaban una multa al rey.
En rojo los territorios que dominaba Canuto II de Dinamarca hacia el año 1030
Esto debió ser ya entrada la Era Vikinga, porque este leidang no consta en las primeras expediciones vikingas, así que se desconoce cuanto se estableció el sistema. Pero para el siglo XI ya era una institución militar establecida y precisamente con este sistema Canuto el Grande se las ingenió para conquistar Inglaterra. Una de las muchas conquistas de los vikingos. Antes de eso debía imperar un sistema bastante similar, pero con un carácter más bien voluntario.
¿Cuándo se convocaba este leidang? Había dos opciones: con fines defensivos y con fines
ofensivos.
Con fines defensivos se solía requerir la
convocatoria de toda la leva. Cuando los barcos estaban reunidos era cuestión
de esperar las noticias del ataque enemigo, así como el lugar planeado para el
asalto.
Una vez sabían eso, la función principal de la
flota era llevar allí a la mayor brevedad posible a las unidades de combate. En
ese lugar contarían, además, con el apoyo de los lugareños, porque todos los
hombres estaban obligados a luchar contra invasores. Incluso a los esclavos se
les permitía luchar en estas circunstancias (así como probablemente también a
las mujeres y a cualquier persona que pudiese ser de ayuda). Como curiosidad,
un esclavo podía obtener su libertad si acababa con algún enemigo.
La otra opción era con fines ofensivos, y en
este caso solo se seleccionaba o se convocaba una parte del leidang, de la leva, porque no se podía
movilizar a todo el mundo, debía quedarse siempre gente en las granjas y en las
poblaciones por si en su ausencia hacía falta defender el territorio.
La vela hizo el mundo más pequeño
A. Brun – Noveau Larousse Ilustré (Larousse XIXs. 1866-1877)
Hemos dicho que sus barcos eran un portento. De hecho, este sistema de levas del que hemos hablado debía mucho de su éxito a la calidad de los barcos. Estos eran capaces de moverse con rapidez y se podían propulsar tanto con remos como con velas. Además, eran tan ligeros que podían ser transportados por tierra de un río a otro para continuar la expedición.
Lo que nos debe quedar claro es que el
conocimiento y las habilidades que los vikingos utilizaron para construir sus
barcos se habían fraguado durante siglos.
Los hombres del norte (y las mujeres) habían sido un pueblo navegante desde
mucho tiempo antes a la Era Vikinga. Desde siempre. Los constructores de barcos en la Era Vikinga
eran hábiles artesanos y sus herramientas estaban altamente especializadas. Todas
las tareas involucradas en la construcción de una nave, hasta escoger los
árboles, requerían conocimientos especiales. Por ejemplo, algunas partes del
barco requerirían que el árbol hubiese crecido de alguna manera particular. Solo
por poner un ejemplo. Era conocimiento ancestral, siglos de prueba y error que
al final tuvieron su recompensa.
Mucho antes de la Era Vikinga los escandinavos ya viajaban a otros territorios para conseguir bienes, oro o para encontrar una nueva existencia. Pero a partir de finales del siglo VIII los vikingos viajaron mucho más lejos y mucho más rápido. ¿Qué causó estas mejoras? A grandes rasgos, la incorporación del mástil y la vela hicieron el mundo mucho más pequeño. Y más rápido.
Mapa de la expansión vikinga
El mundo de los vikingos y sus conquistas se expandía desde el Mar Negro y el mar Caspio en el este hasta América del Norte en el oeste. Desde Lofoten, Noruega, en el norte hasta el Mediterráneo y África del Nocrte en el sur. A lo largo de Europa Central y del Medio oeste podían obtener productos de Asia, China y las áreas alrededor del Océano Índico. No sabemos exactamente cómo de lejos llegaron los vikingos en su viaje por Asia, pero fuentes árabes de alrededor del año 800 aseguran que llegaron a China y allí comerciaron. Algunas prendas de seda halladas en yacimientos podrían corroborar esta idea.
La codicia, el espíritu de aventura y la búsqueda de la fama fueron ciertamente motivos de peso para los viajes de los vikingos. Y estos viajes le siguió toda una estela interacción con otros pueblos y sociedades. El flujo de artículos, productos, personas y capital fue más rápido que nunca hasta la fecha. Se intercambiaron ideas y cultura y la propia cultura de los vikingos se convirtió en un mix cultural creado a raíz de los encuentros que tenían con otros.
De izq. a dcha. Buda, collar y anillo. Historiska Museet (Estocolmo), septiembre 2017.
En una piedra rúnica de Uppland, Suecia, alzada por un hijo en memoria de su padre podemos que leer que «había estado tanto en el este como en el oeste». Otra nos habla de un vikingo que regresó a casa y con lo ganado compró toda una villa. Un Buda procedente de Afganistán se ha hallado en una tumba en la Suecia central, y un islandés que regresó a casa mostraba con orgullo las impresionantes túnicas bizantinas que había adquirido al resto de residentes en la isla. Ninguna sociedad, granja o familia quedó al margen de estos viajes y conquistas. El mundo se había vuelto un lugar mucho más interconectado.
Paradójicamente, la eficiencia de los barcos
vikingos también provocó su desaparición. El incremento del contacto y el
intercambio de ideas y cultura significó que los vikingos se volviesen más
parecidos a «otros». Los reyes vikingos y los hombres y mujeres nobles gradualmente
fueron adoptando las ideas europeas y cristianas, asimilándose cada vez más,
aumentando la brecha entre lo antiguo, que había que abandonar, y lo nuevo, que
había que adoptar. La guerra cambió, y la lucha y la conquista ya no eran
prácticas vistas como gloriosas y divinas. La gloria de los nuevos dioses ya no
se basaba en la riqueza y la guerra, sino más bien todo lo contrario.
¿Fueron, pues, los vikingos conquistadores un
poquito conquistados? A medida que avanzaba la Era Vikinga y tenían más
contacto con más sociedades y lugares su sociedad fue cambiando. De sociedades
tribales asamblearias a monarquías hereditarias por la gracia de Dios, de
paganismo a cristianismo (sin despeinarse demasiado, podían añadir un dios
nuevo sin problemas). Y así, tantas cosas que terminaron por hacer «desaparecer» a los
vikingos. Cuanto más viajaban, cuanto más conquistaban, más conquistados eran
ellos por nuevas ideas, estilos y culturas.
Y, al final, sucumbieron.
¿Queréis saber más sobre armento, tácticas y técnicas de guerra vikingas? Pues os dejo unas entradas para satisfacer vuestra curiosidad
Como en casi todas las sociedades antiguas, en la Escandinavia precristiana el matrimonio no era un acto de amor loco, sino que era, básica, simple y llanamente, un contrato comercial entre dos familias en las que los futuros marido y mujer eran iguales en estatus y riqueza.
¿Quiere decir esto que los vikingos y las vikingas no se casaban por amor? Las Sagas de los Islandeses nos cuentan que a veces la falta de parné podía verse sustituida por prestigio social. Y, por supuesto, también hubo historias de amor. Faltaría más. Pero, probablemente la mayoría de los matrimonios fueron a conveniencia, sobre todo los de más alto estatus donde cada unión jugaba un papel fundamental en desarrollo del clan.
¿Qué nos cuentan las fuentes?
Sabemos muy poquito de los matrimonios vikingos porque es de esos temas en los que no nos podemos apoyar en la arqueología y porque casi todas nuestras fuentes son posteriores, ya cristianas. Esto implica que sea más que probable que lo que en ellas se nos narra ya esté impregnado de cristianismo y que haya que leer con pinzas. Por eso, a veces, es interesante remontarse un poco más atrás.
Pareja vikinga, por Johannes Gehrts. Google Images
El matrimonio germánico, esto es, anterior a los vikingos era básicamente un contrato comercial, lo que se conocía como el matrimonio por compra o kaufehe, que se concertaba entre el padre del novio, o el novio, y el padre de la novia.
También existía el matrimonio por captura o raubehe, algo así como lo que los vikingos tiempo después llevaron a cabo en sus saqueos cuando tomaban a mujeres de otros lugares y las convertían en sus esposas… en el mejor de los casos. Este tipo de matrimonio habría sido más habitual antes del matrimonio por compra.
Pero ¿qué sabemos de los vikingos? Como no existía una institución del matrimonio como tal, las palabras que nos han llegado en nórdico antiguo a lo que hacen referencia es más bien al acto en sí o a la ceremonia. Como brúð(h)laup, que significa literalmente brúð (novia) y laup(algo así como saltar o correr). Su origen está muy debatido y poco consensuado pero se cree que puede referirse al viaje de la novia a su nuevo hogar (la granja de la familia del marido) o a la huida del futuro esposo, porque como hemos visto se podía atisbar violencia en el inicio del matrimonio o porque, como veremos, de consentimiento… más bien poco.
Y lo de casarse traía tela, era un proceso elaborado. Nada
de aquí te pillo, aquí me caso. Llegar a un matrimonio satisfactorio en el
mundo vikingo tenía dos fases; los esponsales y la boda propiamente dicha.
Mientras que el matrimonio romano y cristiano primitivo se
había llevado a cabo en un solo acto, el matrimonio pagano en el norte requería
distintos pasos. Con la llegada del cristianismo en el norte adaptaron algunas
cosas y mantuvieron otras: dejaron los dos actos del matrimonio e introdujeron
el consentimiento de la novia, porque antes no lo había. Desde entonces, aunque
no podía decidir no casarse para casarse con otro, lo que sí podía hacer era
meterse a monja.
La curiosa costumbre del padre de «regalar» o «entregar» a
la novia permanece como vestigio del antiguo sistema germánico conservado –
irónicamente– en las ceremonias celebradas en las iglesias.
La negociación
La negociación o los esponsales comenzaban cuando el futuro novio o su padre tomaba la iniciativa para concertar un matrimonio. Por parte de la futura novia las negociaciones las llevaba a cabo su padre o, si no había padre, un tutor legal que podía ser cualquier hermano mayor de 16 años, el tío, el sobrino… vamos, cualquier hombre de la familia. Solo, y solo, si no pillaba un hombre a mano, podía ser la madre la que discutiese los términos del futuro matrimonio. Esto estaba así recogido por ley. A este guardián se le llamaba fastandi(algo así como el comprometedor) o lǫgráðandi(el guardián legal).
El padre, u otro pariente masculino del joven a casar,
visitaba al padre o el guardián de la mujer en compañía de otros testigos
(algunas fuentes dicen nueve, otros once). Se dice que esta visita duraba algunos
días y no se iniciaba la negociación inmediatamente, sino al cabo de unos días.
Mientras, pues debían estar allí como si no pasara nada…
El primer paso, casi siempre imprescindible, era que las dos partes estuviesen «emparejadas» (jafrneði), pero no en plan romántico, no, emparejadas a nivel social y económico (manna munr). Vamos, si compartían estatus, como hemos visto. Porque, si no, el padre de la novia podía directamente rechazar al candidato y no perder el tiempo.
Otro motivo para el rechazo era que el pretendiente fuese un berserker. Ya sabemos que nadie quiere un yerno berserker, que te la lía. Es probable que esta forma de referirse a un pretendiente quisiese decir que fuese violento o un pendenciero. Y si se podía elegir, pues normal.
Un mensaje de cortejo de Harald Harfagre a Gyda Google Images
Que no os lleven a engaño estos rechazos, no parece que se
hiciesen por velar por las futuras novias, sino para evitar los problemas y la
violencia en la comunidad. Ya hemos visto que las Sagas están llenitas de
camorra y venganza que duran generaciones.
Si la cosa era satisfactoria, el padre ofrecía a la mujer como una heitkona, una mujer prometida /algo menos vinculante que una festarkona, una mujer comprometida) que esperaría hasta tres años para casarse.
Así pues, si el candidato parecía auspicioso, comenzaban las
negociaciones del contrato matrimonial. ¿Lo importante? La pela. Y ahora vamos
a ver por qué era un contrato comercial. Porque todo se hablaba en términos de
dinero.
Para sellar un trato matrimonial había que ponerse de
acuerdo en:
Lo primero, el tína mundarmál, es decir, el precio de la novia, lo que iba a pagar la familia del novio por el matrimonio (mundr= precio). También estaba, según las leyes noruegas, el tilgjǫf, el «regalo suplementario», que también ponía la familia del novio. Y, por último, la heimanylgjia, la dote, que ponía la familia de la novia.
Con esta suma la familia tenía que iniciar su nueva vida
independiente tras la boda. De estos
pagos ya informaba Tácito en su Germania.
Si todo estaba correcto y se había llegado a un trato, se llamaba a los testigos y los dos negociadores repetían todo lo acordado delante de los estos. Para sellar el acuerdo, un apretón de manos (tokusk í hendr). El matrimonio se celebraría al cabo de un año, aunque podían esperarse hasta tres.
Y es aquí donde podemos ver que el matrimonio era un
contrato comercial o económico más, porque el ritual o fórmula era igual para
otros tres tipos de adquisiciones importantes: tierra, cacicazgo o un barco
mercante.
Como habréis podido deducir la mujer, que era una parte muy
interesada de estos acuerdos, ni pinchaba ni cortaba y estaba ausente de todo
tipo de negociaciones. No tenía ni voz ni voto y su consentimiento era
irrelevante. Podía darse, incluso, que los novios no se viesen hasta el día de
la boda. De hecho, hay Sagas que nos narran cómo una muchacha se entera de que
se va a casar después de que su padre haya organizado y arreglado todo el
sarao.
¿Y que pasaba si uno se desdecía del acuerdo? En el caso de que fuese el propio novio el que lo desestimaba, no parece que hubiese muchas más consecuencias que perder lo que había pagado por la novia, el precio de la novia. No así pasaba con los tutores de la novia. Si esta no aparecía (era entregada) el día acordado, el novio podía plantase en su casa y mediante un juramento (lýttir) exigir que no se la encerrase para impedir que él tuviese acceso a ella. Podía exigir, además, su dote y todos los gastos que se habían acordado pagar en concepto de la celebración. El tutor y las personas que habían intercedido por la novia en el acuerdo, además, eran castigadas por ley.
La novia no sufría ningún castigo, pero al final, en
cualquier caso, era capturada y casada.
Llega la fiesta: la boda
¿Y cómo eran las bodas? Pues como todas las fiestas de los
vikingos, pura fantasía de bebida comida, regalos, agasajos y celebración. Al
contrario que en los esponsales, donde dominaba la seriedad y el carácter
económico, las bodas eran una fiesta que giraba en torno al sexo, la
reproducción y la reunión.
Por ejemplo, otra palabra que ha llegado en nórdico antiguo es hjóno hjún, que hace referencia a la pareja casada con igual énfasis en las funciones reproductivas como socioeconómicas Al final un matrimonio tenía dos funciones: preservar la familia en lo económico y aumentarla para asegurar su continuidad.
https://www.museumfacts.co.uk/the-viking-diet/
La boda solía llevarse a cabo, como hemos dicho, un año después en casa de la novia. ¿Cómo se habrían desarrollado? Una ceremonia pidiendo prosperidad a los dioses y diosas relacionados con los asuntos de la fertilidad y el amor (probablemente Frey y Freya), un buen banquete sin escatimar en absolutamente nada, mucho alcohol para regarlo (incluso había una cerveza específica para la ocasión festarölo «cerveza de los esponsales»), música, danzas, escaldos contando las últimas historias de conquistas de los reyes vikingos y pasajes de la mitología nórdica. Sagas como la de Njál indican que estas fiestas duraban días, que llegaban invitados de todas partes y que todos ellos recibían importantes regalos al marcharse. La reciprocidad y la hospitalidad eran máximas en el mundo nórdico.
La boda era legal si siete testigos habían estado presentes en el momento en el que el marido y la mujer se iban a la cama (gangibrúðdgumií ljosí í sama sæng konu). Aunque esto del encamamiento ya no sabemos cuánto de cristiano tiene, porque ya sabéis (y me repito más que el ajo) que la mayoría de fuentes que los investigadores manejamos ya son de época Cristiana y pueden estar contaminadas.
El divorcio
Y si se acababa el amor, pues a otra cosa mariposa. Existía
el divorcio. Y las fuentes sugieren que los divorcios eran relativamente
comunes de obtener tanto para hombres como para mujeres.
¿Cómo se hacía? Pues como todo lo que hacían los vikingos: con testigos. En el periodo precristiano, donde la Iglesia aún no había metido mano, se cree que bastaba con una declaración formal delante de testigos, puesto que simplemente era un contrato comercial que se rescindía, no un sacramento.
Una vez divorciados, y al contrario que en otras culturas, la mujer vikinga no era una paria social, para nada. Lo normal era que volviese a la granja de su familia, con sus pertenencias personales, su dote y, si su marido era la causa del divorcio, la dote también. Devolver este dinero a la mujer era una forma de asegurarse que podría mantenerse y sobrevivir. Ojo con esto, que es importante. Podía volverse a casar si lo deseaba… o no.
¿Y por qué podía solicitar el divorcio una mujer? Pues por
ejemplo si el marido no administraba bien la economía de la granja y era un
despilfarrador, pero también si el marido no cumplía con sus deberes en la cama
o era impotente, o si había violencia de por medio.
Algunas fuentes señalan que las mujeres podían pedir el
divorcio si el hombre se vestía con ropas de mujer. Este tema es muy
interesante y hablaremos sobre sexualidad en el mundo nórdico muy pronto.
¿Y qué pasaba con quienes no se casaban? Pues no parece que fuese un enorme problema, al final los matrimonios, como hemos visto, eran más uniones comerciales y económicas que otra cosa. Así que debemos presuponer que el amor o el sexo no estaban reñidos con la soltería como tal.
BUBLIOGRAFÍA
FRIDRIKSDÓTTIR, Jóhana Katrín. Valkyrie. The Women of the Viking World. Bloomsbury, London, 2020.
JESCH, Judith. Women in the Viking Age. The Bodyell Prees, Woodbridge, 1991.
JOCHENS, Jenny. Women in Old Norse society. Conrnell University Press, Nueva York, 1995
JOCHENS, Jenny. Old Norse Images of Women. University of Pennsylvania Press, USA, 1996
SAN JOSÉ BELTRÁN, Laia. Quiénes fueron realmente los vikingos. Quarentena Ediciones, Barcelona, 2015.
WOLF, Kristen. Viking Age: Everyday Life During the Extraordinary Era of the Norsemen. Sterling Publishing Co Inc, Nueva York, 2013.
Este año 2021 me apetece crear un nuevo proyecto, un Club de Lectura Nórdico, en el que cada mes del año leeremos una obra que tendrá algo que ver con el mundo nórdico (no vikingo, no, nórdico en general, y tal vez algún mes saltemos a lo germánico y lo anglosajón, por afinidad, quién sabe por dónde nos llevarán los caminos de Odín). Y en este amplio abanico cabrán desde literatura nórdica medieval (como las Sagas, las Eddas), novela histórica ambientada en ámbito nórdico (periodo vikingo, medieval, moderno, contemporáneo), autores y autoras nórdicas de cualquier género (novela negra, misterio… ¡de cualquier tipo!
Pesentación
Os dejo el vídeo del directo que hicimos en Twitch donde os expliqué mi idea un poco y en esta entrada iremos a lo largo del año actualizando la información de los libros de cada mes, las fechas y todo lo necesario.
Para interactuar, además, utilizaremos la plataforma Discord, donde he creado un servidor para el Club de Lectura Nórdico y donde habrá canales para cada una de las cosas (general para hablar de todo, para el libro del mes de mayo, de junio, de julio…).
Club de lectura mayo: La Saga de Eirík el Rojo (Nórdica Libros)
Y, como no podía ser de otro modo, vamos a comenzar con Literatura Nórdica Medieval, con una Saga, la deErik el Rojo, editada por Nórdica Libros. Porque como entrada el Club de Lectura Nórdico me parece más que acertada y al empezar con el mes comenzado es ideal: es cortita, se lee rápido y nos va a permitir interactuar muchísimo para hablar de lo que en ella aparece: viajes, hechiceras… ¡Es ideal!
La saga de Eirík el Rojo es uno de los textos fundamentales de la literatura islandesa. Cuenta la historia de un héroe de mucho tiempo atrás, pero que pervive en la memoria de sus descendientes y del cual corren relatos en las regiones donde vivió. Esta es una de las sagas islandesas del siglo XIII, de autor anónimo, en la que se narra el viaje de unos vikingos, entre ellos Eirík el Rojo, que parten desde Islandia y descubren Groenlandia y la colonizan. Más tarde viajarán hasta Vinlandia, lo que demostraría que los vikingos llegaron a América en el año 1000, unos cinco siglos antes que Cristóbal Colón. Como señala Enrique Bernárdez, «antes los héroes eran más heroicos, viajaban más, descubrían nuevas tierras ya olvidadas, o apenas conocidas».
«En el siglo XII, los islandeses descubren la novela, el arte de Cervantes y de Flaubert, y ese descubrimiento es tan secreto y tan estéril para el resto del mundo como su descubrimiento de América.» Jorge Luis Borges
¿Dónde comprar el libro? Pues en la plataforma Todostuslibros.com (este enlace ya os lleva directito a este libro y en qué librerías está) podéis pedirlo online o podéis reservarlo en la librería que os venga mejor y pasar a recogerlo. Seguro que en grandes plataformas también está, pero me gusta recomendar librerías pequeñas y de barrio porque son el corazón de los libros. Dicho lo cual, podéis comprarlo donde mejor os venga. Además, en la web de la editorial no lo he visto en formato ebook, pero en este enlace sí, por si preferís esa versión.
A finales del mes de mayo haremos una quedada virtual para comentar el libro y durante todo el mes podéis acceder al Canal de Discord de la lectura de mayo para charlar y comentar con todos los miembros del Club de Lectura Nórdico todo lo que queráis y estar al tanto de fechas, votaciones de proximos libros y mucho más.
¿Queréis daros un paseo por el Museo de los Barcos Vikingos de Oslo y ver todo lo que hay en él? Pues en este vídeo de dos horas lo recorremos. Además, os explico la historia del museo y las excavaciones, así como el proyecto de reforma que se va a llevar a cabo y que lo mantendrá cerrado durante 5 años a partir del próximo 1 de octubre de 2020. Se trata de un proyecto fascinante que aunará ciencia y divulgación.
En el tour vamos a ver los barcos funerarios de Oseber, Gokstad, Tune y Borre.
Si os gusta mi trabajo y queréis colaborar con el proyecto, podéis:
Suscribiros a algún nivel de Patreon y formar parte de la comunidad en cualquiera de sus formas, aquí.
Apoyar el proyecto de forma puntual en Ko-fi, aquí.
Esta semana se han presentado los nuevos personajes del videojuego God of War y su aspecto ha suscitado cierta polémica. ¿Thor gordo? ¿La giganta Angrboda negra? Parece que a algunas personas no ha sentado bien esta representación y han recurrido a la «veracidad histórica» para sustentar su discurso.
Es muy respetable que no nos guste un personaje, ahí no vamos a entrar, donde yo entro es en utilizar ese discurso porque no es cierto. En este directo de Twitch estuvimos hablando del tema (después de la polémica que se generó en Twitter, insultos incluídos o frases lapidarias como «mandarme a leer porque no tengo ni idea de vikingos») y preparé un pequeño recorrido por las representaciones de las deidades nórdicas que conocemos a día de hoy a lo largo del tiempo. Como podréis ver, muy variadas y todas muy producto de su tiempo.
Espero que os guste y espero vuestros comentarios (siempre con respeto, por favor).
La bibliografía es una de las preguntas estrella que me soléis hacer. ¿Qué libro me puedo leer si quiero empezar a aprender sobre los vikingos y las vikingas? ¿Qué libro me recomiendas para leer sobre incursiones? ¿Y sobre mitología?
Pues bueno, ha llegado el momento de (aprovechando mi biblioteca) traeros y enseñaros varias selecciones de libros que voy a dividir por temáticas más o menos afines. Además, podéis pinchar aquí para echarle un ojo a los que ya hay en el blog.
Y comenzamos, cómo no, por el principio: libros generales. Porque considero que aunque lo que os interese particularmente sea la guerra, o la vida cotidiana, o la literatura, o la religión (nos pasa a todos, es normal), lo mejor siempre es comenzar por lo más general para ir acercándonos a la particularidad. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que los conocimientos generales y básicos son necesarios y son lo primero que debemos adquirir aunque luego queramos centrar nuestro interés en cosas más concretas.
De modo que en estos libros vais a encontrar un poco de todo: vida cotidiana, lengua y literatura, creencias, viajes, expediciones, a vida en la granja, etc.
NOTA: hay más libros, seguro que muchos y muchas conocéis más u os gustan más otros, pero en aras de no hacer cada entrada eterna (ya tendremos tiempo de hablar de muchos libros) voy a limitarlo a unos 5 por entrada. No obstante, me podéis dejar vuestras sugerencias o recomendaciones en los comentarios para que los veamos todos y todas.
NOTA DOS: aunque voy a intentar traeros todo el material en español posible, ya os habréis dado cuenta que para leer sobre vikingos hay que leer sí o sí en inglés.
Dicho lo cual, al lío.
5 libros generales para iniciarte en el mundo de los vikingos
La vida cotidiana de los vikingos (800-1050), de Régis Boyer. (Ed. José J. De Olañeta, Palma de Mallorca, 2000).
El libro original es de 1992, con solera. No obstante para
mí es un clásico entre los clásicos y un básico entre los básicos y su autor,
profesor de la Universidad de la Sorbona, una eminencia en el tema. Os lo pongo
el primero por dos razones; la primera, porque es el primer libro sobre
historia de los vikingos que me leí hace ya un buen puñado de años y, la
segunda, porque está en castellano y es relativamente fácil de conseguir.
Puede que no sea el libro más nuevo, pero ya sabéis el dicho: old but gold.
Viking Age. Everyday life in the extraordinary era of the norsemen. Krinsten Wolf (Sterling, Nueva York, 2013)
Digamos que este es la versión moderna y actualizada del libro de Régis Boyer. Desde que lo compré en mi primer viaje a Escandinavia se ha convertido en un libro de cabecera que recomiendo muchísimo. Es un libro súper completo en el que vais a poder leer breve pero conciso sobre economía, vida doméstica, vida intelectual, política o religión. Y además la edición está muy cuidada (ilustraciones, dibujos…).
El mundo de los vikingos, de Richard Hall (Akal, 2008)
Puede que no sea el más nuevo tampoco pero, como sucede con
el de Régis Boyer, es un libro muy bueno y está en castellano. Lo recomiendo mucho porque es un libro mucho
más visual: centrado también en generalidades (aunque algo más en los viajes ya
asentamientos nórdicos) es una obra que se apoya en la arqueología. Todo lo que
vais a leer en este libro viene acompañado de sus imágenes de piezas
arqueológicas, excavaciones y demás.
The Viking Wolrd, de Stefan Brink y Neil Price como editores. (Routledge, Nueva York, 2012)
Con su reedición de 2016 es, sin duda, uno de los libros
generales más completos que hay ahora mismo y uno de mis preferidos. Es una
obra enorme: más de 700 páginas. Y tiene algo que a mí me gusta mucho, que es
colaborativa; es decir, cada capítulo lo escribe un especialista en la materia.
¿Qué se puede leer en este libro? Literalmente de todo: sobre la Escandinavia
antes de los vikingos, sobre ley y sociedad, sobre mujeres y sexualidad, sobre
hábitat y vivienda, sobre expediciones, sobre literatura nórdica medieval,
sobre creencias precristianas, sobre cristianización, sobre economía… Es una
obra maestra.
The Vikings and their origins, de David M. Wilson (Thames & Hudson, Londres, 2010)
Este libro lo pongo como una especie de bonus track porque creo que muchas veces empezamos a hablar de vikingos demasiado abruptamente. Como si hubiesen aparecido un día en Escandinavia como una seta. Y eso, ya sabéis, no es así. Para comprender a los vikingos y a las vikingas es necesario comprender lo que había y pasaba antes tanto en la propia Escandinavia como en sus contactos con otras sociedades. Por ejemplo, para comprender a los nórdicos del siglo IX o X es necesario que sepamos qué pasaba con ellos durante el periodo del Imperio Romano.
En este libro podéis leer sobre las fuentes clásicas, sobre
la Edad del Hierro Romana, sobre la Era de las Grandes Migraciones y sobre las
expansiones vikingas.
Estas son mis recomendaciones, ¿queréis dejarme las vuestras? Podéis hacerlo en los comentarios.
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